Sábado,
domingo, lunes, martes… La semana pasó súper lenta.
En
Sé lo que hicisteis nos habían dado un ultimátum, estábamos perdiendo mucha
audiencia y el programa no podría mantenerse durante mucho más tiempo… A eso le
sumábamos que Ángel quería abandonar, decía que estaba aburrido. En parte lo
entendía, era comprensible que después de cinco años quisiera hacer cosas
nuevas, nuevos proyectos; pero todos sabíamos, incluido él aunque no quisiera
aceptarlo, que si se iba el programa iba a caer en picado.
Era
ya viernes y aún no había llamado a Dani, me daba entre miedo y vergüenza. No
quería que pensara que estaba desesperada por llamarle, aunque me moría de
ganas de verlo.
Cuando
acabó el programa me decidí a llamarle, me encerré en mi camerino y busqué su
número en mi agenda. Llamar.
“¿Diga?”
“Hm…
Hola, ¿Dani?”
“Sí,
soy yo” Sonreí como una niña.
“¡Hola,
soy Cris!”
“¿Cris,
la Pedroche? Vaya, creí que nunca te dignarías a llamarme… Tendría que haberme
quedado yo con tu número en vez de darte el mío”
“Jajajajaja,
no seas exagerado. ¿Qué pasa, que me echas de menos, o qué?”
“Pues
la verdad es que me muero de ganas de verte, ¿haces algo mañana a medio día?”
“Creo
que no, y yo también tengo ganas de verte”
“Perfecto,
te recojo a las dos en punto mañana en tu casa, ponte guapa, eh”
Colgó
sin que me diera tiempo a despedirme y yo me senté en el sofá soltando una
pequeña carcajada. Era… como nuestra primera cita oficial.
Pero…
un momento. “Te recojo en tu casa”. ¿Cómo que me recoge en mi casa? ¿Cómo sabe
dónde vivo? En fin… Será la costumbre, supongo que luego me llamará.
Llegó
la noche y Dani aún no me había llamado, seguramente que haya arrepentido… Pero
dijo que tenía ganas de verme. En fin, no sé.
Esa
noche me acosté bastante tarde, se acercaban los exámenes y me quedé estudiando
hasta las dos de la mañana… Menos mal que al día siguiente era sábado.
A
la 1 y media seguía tirada en el sofá con mi pijama, un pantalón corto de rayas
de colores y una camiseta de tirantes negra. Creía que Dani no vendría, no me
había llamado y no podía saber donde vivo. A las dos menos cinco llamaron al
timbre. Era él. No sabía como había encontrado mi casa, pero el caso es que yo
seguía en pijama… No iba a dejarle abajo con el calor que hacía y le dije que
subiera.
Le
esperé apoyada en el marco de la puerta.
-¡Pero
bueno, ¿qué haces así todavía?! –sonrió y me dio un beso en la mejilla de esos
que tanto me gustaban-.
-Es
que creía que no vendrías, ¿se puede saber cómo sabes donde vivo?
-Tengo
mis contactos Pedroche… -le miré extrañada y se rió- Nah, es que llamé a
Patricia y me lo explicó, no me ha costado mucho llegar.
-Jajajajaja,
anda que sí… Pues siéntate si quieres, que me cambio en un momento.
-Vale…
Pero así también estás muy guapa –sentándose en el sofá-.
-Lo
siento por ti, pero solo unos pocos afortunados pueden verme en pijama.
-Sí,
tus padres, tu novio y pocos más, ¿no? –Noté que la pregunta iba con segundas-.
Salí
de la habitación ya vestida y peinada y cogí el bolso.
-Vaya,
qué sutil has sido… Si tu pregunta es si tengo novio, la respuesta es no –le
guiñé un ojo y sonrió-. ¿Y dónde vas a llevarme, si puede saberse?
-Eso
es sorpresa, señorita. –Me tendió la mano y se la cogí encantada-.
Salimos
de mi casa y me llevó a un restaurante precioso a las afueras de Madrid, pagó
él, no me dejó que pagara nada, y luego nos sentamos en una explanada de césped
no muy lejos del restaurante.
-Estás
preciosa esta tarde, no te queda bien llorar. –Sonrió y le miré a los ojos-.
-Gracias…
Algún día te contaré todo lo que pasó aquella noche.
-De
momento cuéntame algo de ti, que tengo la impresión de que te conozco de toda
la vida y en realidad te conozco muy poquito.
Le
conté cosas de mi vida por encima; mi infancia, lo que estudiaba, que vivía con
mis padres, cómo empecé a trabajar en el Selo… Me salté el incidente de Miguel,
no quería pensar en él en ese momento, eso, como le había dicho, ya se lo
contaría.
Él
también me contó cosas de su vida y se me pasaron las horas muertas a su lado.
Estaba
sentada entre sus piernas, con la cabeza apoyada en su pecho, mirando como
atardecía. La verdad es que parecíamos una pareja. Me hizo el pelo a un lado
para dejar mi cuello al descubierto y hacerme cosquillas en él. Entonces me
surgió una duda, o más bien, una indirecta:
-¿Y
tú eres así con todas las chicas? Quiero decir, que he oído que eres un ligón…
-escuché como se reía y me puse seria-.
-Pues,
ahora que lo dices… La verdad es que no. No soy de relaciones, eso es verdad,
pero creo que es porque no he encontrado a ninguna chica que me haga sentir que
quiero estar con ella para siempre, sois muy complicadas –se rió y yo también
lo hice-. Pero para ligar suelo forzar las cosas, tratar de ser simpático o
tratar de no ser yo. Contigo no tengo que hacer eso, me sale natural todo esto.
Soy como soy, no finjo… Eres diferente a las demás. –Me giré y le miré de
frente-.
-Creo
que eso ya te lo he oído decir…
-¿Cómo?
-Sí,
la noche que nos conocimos, al día siguiente dijiste eso en una entrevista.
Creía que estarías enfadado conmigo por como me fui de la fiesta.
-O
sea que ya lo sabías… ¿Entonces por qué me lo has preguntado? –Sonrió jugando
con el césped-.
-Bueno…
Quería oírtelo decir a ti.
-Anda
que sí… -se rió y se levantó-. Vamos, que te llevo a casa. Es tarde y tus
padres estarán preocupados.
-Vale,
pero si me prometes que quedaremos otro día –le doy la mano para levantarme y
al hacerlo me quedo muy cerca de él-.
-Te
lo prometo.
Sonríe
y me da con el dedo en la nariz. Nos subimos a su coche y me lleva a casa.
Bajamos y me acompaña hasta el portal.
-Gracias
por este día Dani, ha sido increíble.
-De
nada pequeña, otro día repetimos ¿vale?
-Claro
que sí. –Sonrió y me di la vuelta para abrir la puerta-.
-Eh,
eh, ¿no te vas a despedir de mí? –me giro y le miro-.
Me
deja un beso, esta vez no en la mejilla, sino en la comisura de los labios y me
susurra algo que no entiendo al oído, estaba demasiado nerviosa.
Veo
como se aleja y suspiro, ¿cómo puede hacerme sentir tanto una persona que
conozco de tan poco tiempo?
Supongo
que eso no importa… Ahora sólo estaba deseando que volviera a llamarme y
mejorar, si cabe, este día tan genial.
joder que capítulo mas lakslakslakslaks
ResponderEliminarme encanta!!
me encanta uqe Dani tenga esas ganas de verla, me encanta que aparezca en su casa y se busque la vida para saber su dirección, me encanta esa conversación en el césped, me encanta cuando le dice que es especial, me encanta que Dani no vaya a saco y se tire a su cuello tan rapido, me encanta que vayan despacio, me encanta ese beso en la comisura...
pero odio que Cris no se haya enterado de lo que le ha dicho Dani porque estoy segura de que era muy muy kasjajsakjsakjs
te quiero bonita!